A las 4 sonó el teléfono. Sajjad se removió en el sofá y se desperezó. Cogió el móvil . Era Sonia. Le espetó que él no la había llamado en todo el día. Sajjad se disculpó. Dijo que había estado ocupado. Bueno, no era del todo verdad, pero no supo como decirle que había necesitado estar solo encontrándose a sí mismo. Quedaron para verse más tarde.
Sajjad eligió una mesa afuera de la cafetería y se puso a esperar a Sonia. Se quedó mirando el intenso azul del cielo. En lo más alto divisó una solitaria gaviota.
Al rato llegó Sonia , su largo cabello castaño ondeando sobre sus hombros . Al verle le sonrió alegremente . Un destello de blanco en su cara morena bajo el sol de la tarde.
Sonia le habló de sus proyectos de comprar un nuevo portátil , de los problemas con una compañera de trabajo , sobre lo cual no le ahorró detalles y asi como de todas las causas de su malestar actual en la oficina , y luego le propuso ir a ver una película que a ella le interesaba y que se había estrenado esa semana. Sajjad la observaba mientras ella le hablaba , como siempre se maravillaba de su belleza y a la vez le daba pena cómo se le fruncía el ceño cuando hablaba de su compañera de trabajo . Luego que ella hubiera acabado, intentó hablarle de su experiencia de la tarde anterior y de cómo se había sentido esa mañana, de la existencia de la kundalini en nuestro interior , de cómo aquel yogui indio le había dado la experiencia inicial de la Realización , pero al poco rato desistió al ver que Sonia no parecía realmente interesada . Ella le sonrió y le propuso que se dieran un poquito de prisa si querían llegar a tiempo al cine. Sajjad volvió a percatarse de la hermosura del cielo azul. Esta vez ya no estaba la gaviota. Solo había un azul inmenso, vacio, infinito.
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